Con el paso
de los años, la piel pierde densidad y envejece ya que las células se dividen
más lentamente. La capa superficial de la piel se hace más fina y produce menos
colágeno, y empiezan a aparecer las arrugas.
Análisis
clínicos muestran que el aceite de argán es rico en ácidos poli y
monoinsaturados (omega 6 y 9) y que contiene el 80% de ácidos grasos esenciales
y una importante cantidad de tocoferoles (vitamina E).
Por su
composición y al ser un aceite vegetal no graso, el aceite de argán es ideal
para todo tipo de piel: seca, mixta o grasa.
La alta
concentración de omega 6 ayuda a regular los niveles de grasa que secretan las
glándulas sebáceas de la piel, matificándola, con lo que es un tratamiento
ideal para el acné. Además, ayuda a atenuar las cicatrices y manchas, aportando
a la piel luminosidad y aspecto saludable.
Para que
consigas los mejores resultados, te dejamos unos consejos de uso:
1. Usa aceite de argán dos veces al
día, mañana y noche. Sigue tu rutina de limpieza facial y aplícate unas gotas
de aceite de argán, y con la yema de los dedos, masajea suavemente hasta que se
absorba. Al instante sentirás cómo la piel queda suave e hidratada.
2. Si tienes una piel con tendencia
acneica, prueba este consejo: cada noche, después de la limpieza del cutis,
ponte unas gotas de aceite de argán, y seguidamente, con un algodón aplícate
zumo de limón natural. Esto actúa desinfectando la piel y así conseguirás
eliminar los puntos negros, espinillas y granitos. Recuerda limpiarte bien la
cara por la mañana con agua tibia y evita exponerte al sol.
3. Para evitar manchas solares o de
edad, después del aceite, aplícate un protector solar. Esta es la mejor manera
de prevenir el envejecimiento.
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